Turismo de Aventura.

Esta historia se remonta a finales de los ochenta, cuando vivíamos en Morichal.

A la Sociedad de Damas se le ocurre hacer una expedición a Tucupita, en la cual un buen número de señoras se anotaron (arrastrando porspuesto con los muchachos). Que bien, otro viajecito con un monton de señoras que lo único que hacen es jugar cartas, hablar de ropas y chismear. El virus "Ladillus Extremus" estaba flotando en el aire y ya todos estábamos infectados.

La parte del viaje que no nos habían contado era un paseo en curiara hacia uno de los caños del Delta, donde había una especie de playita bien chevere. Tres curiaras estaban dispuestas para la travesía.

Pero la Señora Montiel saltó: "Yo no me monto en eso!!!". Ya está, lo mejor del viaje y nos lo perdemos. Que vaina.

Una de las señoras nos llama, Memo y yo nos montamos en la curiara. Nos pregunta que si queremos ir.

"MIJA! MIRA TUS MUCHACHOS DONDE ESTAN MONTADOS, VENÍ A BUSCARLOS!"

Mamá se monta en la curiara, con Lilita bebé en brazos. "Muchachos er' carajo, bájense de esa vaina, .....". Mamá, cayó en la trampa. Solo se escuchó el grito de la señora: "ARRAAAANCAAAAA!!!!!"

La travesía fue emoionante. Los muchachos jugando a la competencia entre las curiaras, "Mas rápido señor". Las señoras, como buenas morichaleras, jugando cartas, "Mas despacio que se nos vuelan". Navegndo entre lagartos de todos los tamaños y colores, lanzando caramelos de una curiara a otra.

Finalmente llegamos, un buen sitio donde echarnos un bañito en el río, jugar con arena y echar una que otra competencia, mientras las señoras jugaban cartas (que viciosas).

De regreso, mamá se montó con mucha resignación en la curiara, mientras nosotros seguíamos puyando al chamo para que le diera mas rápido, las señoras continuaban en lo suyo (adivinen qué) y los caramelos continuaban volando encima de las aguas pobladas de caimanes.